El santuario de A Escravitude es un vistoso edificio del siglo XVIII, aunque una de las torres se terminó en el XIX, combinando con acierto los estilos neoclásico y barroco.
El origen del santuario hay que buscarlo en una fuente que existía en el lugar y sobre la que el párroco de Cruces mandó poner una imagen de la Virgen con el Niño, en agradecimiento por un favor recibido. Esto sucedía a finales de la centuria XVI.
Dos siglos más tarde, un labrador del Salnés que acudía al hospital de Santiago para curarse de una hidropesía que padecía, se sintió súbitamente curado al beber del agua de la fuente. Bendita sexas, oh Virxe Santísima, que me libraches da escravitude do meu mal, exclamó, y ofreció el carro de bueyes que llevaba como primer donativo para levantar el santuario.